Esta particular historia de amor -primera de una trilogía, debut de su autora como novelista- nació como un "fan-fiction" de la saga Crespúsculo, que luego cambió los nombres de sus personajes y tomó vida propia. Es evidente que los editores no tardaron en darse cuenta de que se trataba de oro en polvo. No se equivocaron: desde su aparición figura entre los libros más comprados -y lo que es más asombroso, leídos- con traducción en decenas de países y derechos cinematográficos vendidos. Las mujeres son sus principales admiradoras.
Está escrito en primera persona. La que nos habla es Anastasia Steele, una joven estudiante de literatura. Es la típica heroína norteamericana: de original belleza, inteligente, valiente y decidida, pero inexperta y llena de inseguridades en su relación con los hombres. Anastasia por casualidad tiene que entrevistar al enigmático Christian Grey, un joven y exitoso empresario. Su atractivo físico es irresistible. Además es sofisticado, culto, caballero, con sentido del humor y millonario. Casi un "príncipe azul", excepto por sus singulares preferencias sexuales: el sadomasoquismo y la dominación. Llevado por un deseo incontenible, Grey le propone a la virgen y cándida Anastasia, ser su Amo.
James nos ha entregado más de 500 páginas habitadas en su mayoría por escenas sexuales de alto voltaje. Algunas bastante provocadoras, que van introduciendo al lector -y a Anastasia- en las prácticas del sexo duro.
Aunque dicen que "Cincuenta sombras…" ha inaugurado un nuevo género en literatura: "mommy porn" ("porno para mamás"), no se puede decir que tenga valor literario: la narración ofrece todos los lugares comunes de cualquier novela erótica.
Pero hay que reconocer que las 500 páginas se leen de un tirón. Será la campaña publicitaria, la curiosidad (un cartel en la tapa nos advierte: "sí, este es el libro del que habla todo el mundo"), o que James ha tocado un punto clave de las fantasías femeninas.
© LA GACETA Inés Páez de la Torre - Psicóloga, sexóloga, columnista de LA GACETA.